La abundancia de vello facial o la voz grave no son los únicos resultados del exceso de testosterona en tu cuerpo, y no todos son malos.
Históricamente —y biológicamente— la testosterona ha estado ligada al ideal de masculinidad, de fuerza, agresión e intimidación, y algunos también dirían que de valentía. No obstante, esta hormona “masculina” se encuentra presente tanto en hombres como en mujeres, y en ellas se produce en los ovarios, así como en las glándulas suprarrenales —mismas que se encargan, entre otras cosas, de la regulación del estrés, función, que invariablemente la testosterona también tendrá—.
Ahora bien, en el caso de las mujeres, la connotación que acompaña a la testosterona está apegada, también, al ideal de la masculinidad, es decir, se percibe que una mujer con exceso de testosterona —sea cierto o no— tiene rasgos más masculinos como más vello corporal y facial, mayor musculatura e incluso una voz grave y gruesa; una antítesis de aquello que consideramos prototípicamente femenino.
Sin embargo, la presencia de esta hormona en nuestros cuerpos no sólo se reduce a rasgos masculinos o los efectos típicos de la pubertad, existen otros datos que no sabías sobre la testosterona:
En el ámbito sexual
1.Al ser una hormona producida principalmente en los órganos sexuales, se encuentra íntimamente relacionada con nuestra sexualidad. La testosterona influye en nuestra libido —la relación es directamente proporcional para ambos sexos, a mayor testosterona, mayor ímpetu sexual— y en el caso de los hombres en la producción de esperma.
2. Es cierto, en las mujeres la cantidad de testosterona suele ser menor. No obstante, de haber algún exceso, ésta provoca ciertos malestares, en especial durante tu periodo, mismos que se pueden manifestar desde un incomodo acné, dolores estomacales, hasta un aumento de presión, irregularidad en tu periodo o dolores muy intensos.
3. En casos muy extremos de falta de testosterona también puede provocar infertilidad en las mujeres y, en ocasiones, está relacionada con el uso extendido de anticonceptivos orales, aunque también se puede deber al simple envejecimiento.
4. Hablando de infertilidad y otros problemas relacionados con el periodo femenino, se ha encontrado que las mujeres que padecen del síndrome de ovario poliquístico presentan una alta concentración de testosterona.
5. Existen estudios en los que se comprobó que la aplicación de testosterona intravaginal ayudaba a mejorar el deseo sexual y la lubricación en mujeres que sufren de atrofia vaginal –también llamada vaginitis atrófica, la cual consiste en resequedad e inflamación de la vagina—. No obstante, la muestra de este estudio es tan pequeña, que no es posible aseverar que puede funcionar para todos, en cualquier lugar del mundo.
En tu día a día y salud
6. Otro síntoma de un nivel bajo de testosterona son los bochornos, así que si repentinamente sientes el calor subir —y no estás ni cerca de la menopausia—, tal vez no sea que el aire acondicionado de tu casa u oficina dejó de trabajar, sino que a tu organismo le falta testosterona.
7. Si te gusta correr maratones o, bueno, no seamos tan extremos, largas distancias, los niveles de testosterona suelen disminuir; esto no debería importarte tanto, excepto porque los bajos niveles de la hormona suelen estar relacionados con la hipertrofia muscular.
8. Asimismo, está ligada a la producción de glóbulos rojos, así como la densidad ósea; es por ello que habrás escuchado que la osteoporosis es menos común en los hombres —aunque habría que ser sinceros, en el caso de las mujeres el desgaste óseo está relacionado con otras cuestiones y no sólo con el nivel de testosterona—.
9. Un estudio publicado en la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública ha vinculado el incremento de la testosterona con la capacidad de aclimatación en exposiciones súbitas o agudas a grandes altitudes, puesto que mejora la transportación del oxigeno al interior de nuestros cuerpos y, en estos mismos casos, ayuda a controlar el proceso de hiperventilación —ya que éste desencadena la producción de la hormona—.
Cuestiones anímicas y cerebrales
10. Los bajos niveles de testosterona también son causantes de un bajo estado de ánimo, así como problemas para retener información o concentrarse.
11. Un estudio del Journal of Health and Social Behavior estipula que la testosterona «tiene efectos positivos en el humor (por lo tanto, reduce las posibilidades de la depresión), mientras que la investigación de las ciencias sociales encuentra que la testosterona está relacionada con un comportamiento antisocial y riesgoso, el desempleo, trabajos mal pagados y la soltería —factores relacionados positivamente con la depresión». En concreto, los investigadores hallaron que si bien la testosterona reduce la depresión, los factores —o problemas personales— listados anteriormente incrementan la depresión a manera tal que los efectos de la testosterona como antidepresivo son limitados.
12. En el caso de las mujeres, tanto la testosterona como el estradiol están relacionados con la cognición y por lo tanto, de su deterioro. En especifico, la testosterona te protege contra algo llamado estrés oxidativo —el cual ocurre cuando hay un desequilibrio entre la producción de oxigeno y la capacidad del cuerpo para reparar el daño. Algunas enfermedades asociadas a este estrés son el parkinson, el alzheimer, la encefalopatía miálgica (también llamada síndrome de fatiga crónica), entre otras—. Sin embargo, la investigación realizada hasta el momento no es suficiente para comprobar que la testosterona puede ayudar en el tratamiento exitoso de dichas enfermedades degenerativas, pero sí es un inicio esperanzador.
13. De acuerdo con un articulo de Nature, unos investigadores suecos descubrieron que al aplicarle a las mujeres una dosis de testosterona durante un mes, ésta no alteró su comportamiento, en específico, las mujeres no tomaron riesgos en cuanto a decisiones financieras; contrario a los hombres cuyos niveles de testosterona sí están relacionados con un comportamiento riesgoso en general y no se diga en cuanto a decisiones financieras.