Mitch Lowe, cofundador de Netflix, creen que “las grandes compañías no pierden negocio ante las ‘start up’ si son capaces de escuchar a sus clientes”.
La gente que le conoce le define como un emprendedor masoquista, “porque vuelvo al inicio constantemente. Me gusta la parte en la que construyes cosas, cuando no sabes que vas a hacer, en la que cada día el negocio podría cambiar o pararse y debes esforzarte por descubrir cosas y crear cosas nuevas. En las empresas que he trabajado, una vez crecieron, pasé a tener tres asistentes y un equipo de analistas, parecía un tipo inteligente, pero lo que me gusta es hacer las cosas yo mismo”.
“La mayoría de los ejecutivos parecen evitar lo que yo he hecho”. No es de extrañar, porque la primera etapa de una start up puede acabar con la paciencia y la fe de cualquiera. “El momento más difícil es esa amenaza existencial de quedarse sin dinero. A diario tienes el potencial de ver que tu idea desaparece. Es difícil probar que tu idea es viable económicamente; la única forma de demostrarlo es con tiempo, personas y dinero; un tiempo lo suficientemente largo…”. “Hoy las personas quieren ver un modelo de negocio probado, que a la gente le encante y quieren ver como ganas dinero”.
Le sucede incluso a él, con una probada experiencia, adquirida sobre todo en Netflix, como él dice, su “universidad”. Allí aprendió la importancia de que las empresas cuenten con una cultura ganadora, que trata de transmitir a sus empleados y público. “Tienes que tener a las mejores personas y perfiles diversos” a quienes dotar de objetivos reales y medibles: “Hemos de poder medir el rendimiento y eso no es algo subjetivo. Debemos tener objetivos transparentes cuantitativos, no subjetivos o cualitativos, para que todo el mundo entienda quien hace cada cosa. Perdemos el tiempo en reuniones constantes y nos reunimos porque no tenemos objetivos claros, si entendemos cuáles son nuestras responsabilidades y recursos, entonces vamos a por todas y tenemos éxito. Si no hay claridad no podemos hacerlo”.
Marcados los objetivos, hay que tratar de “averiguar cómo tener un lugar trabajo productivo y divertido, y crear un entorno de trabajo que valore a las personas y que ponga el futuro de las personas que trabajen para la empresa como un objetivo principal. Un trabajo debe ser como la universidad, donde uno empieza sin saber y cuando se va es mucho más inteligente. Todos los trabajos deberían permitirnos ser más felices e inteligentes un par de años después”.