En una triste tarde del 29 de noviembre, Filipinas se despidió de su último elefante, Mali, quien durante más de cuarenta años habitó el Zoológico de Manila. El veterinario jefe, Heinrich Patrick Peña-Domingo, reveló que Mali, una elefante asiática nacida en 1974 en Sri Lanka, sucumbió a una batalla contra el cáncer, problemas hepáticos y renales, con una necropsia posterior que confirmó una falla cardíaca congestiva como la causa de su partida.
Mali, regalada a la entonces primera dama Imelda Marcos en 1977, atrajo la atención mundial en 2013 cuando PETA denunció las condiciones precarias en las que vivía. Pasó 35 años en confinamiento, soledad y aislamiento, en un espacio ínfimo en comparación con su hábitat natural. La organización PETA instó al gobierno a liberarla, y celebridades como Paul McCartney se unieron a la causa.
A pesar de los esfuerzos y las súplicas, el gobierno no accedió a liberar a Mali, generando una lucha que trascendió fronteras. Paul McCartney escribió al expresidente Benigno Aquino III, instándolo a poner fin al sufrimiento de Mali, resaltando que «con el simple trazo de una pluma» podía otorgarle la libertad.
Tras la dolorosa pérdida de Mali, PETA emitió un comunicado agradeciendo a quienes se unieron a la batalla por su liberación, incluyendo a la Dra. Jane Goodall, Paul McCartney, The Smashing Pumpkins y la actriz Pamela Anderson. Aunque Mali no pudo experimentar la libertad que muchos abogaron, su legado destaca la necesidad urgente de mejorar las condiciones de los animales en cautiverio.