¿Recuerdan cuando se estrenó en cines Mad Max: Furia en el camino a los cines en la primavera de 2015? Antes de su estreno, la resurrección de la saga postapocalíptica a cargo de su creador George Miller nos había parecido a muchos una excentricidad, en el mejor de los casos, pero una vez el filme llegó a las pantallas hubo que rendirse a la evidencia: aquello era una cumbre del cine de acción como no habíamos visto en años, gracias tanto al director como al tándem de Tom Hardy (relevando a Mel Gibson) y una Charlize Theron coronada reina del Páramo por aclamación.
Ahora, cuando Furia en la carretera cumple un lustro, el New York Times ha publicado una historia oral de su rodaje… y todo en ella es tan excesivo y desquiciado como el propio filme. Entre la guerra de Miller con los ejecutivos de Warner (que estuvieron en un tris de parar la producción), las dificultades logísticas (que obligaron a llevarse la película de Australia a Namibia) y las exigencias de aquellas tremebundas escenas sin apenas CGI, el regreso de Mad Max fue una experiencia de pesadilla. Y la guinda de esa tarta fueron los conflictos entre Theron y Hardy. Y de Hardy con prácticamente todo el resto del personal.
La actriz Rosie Huntington-Whiteley es la primera en dejar caer, diplomáticamente, el avispero que suponía convivir con los dos actores. “Fue muy interesante estar sentada en aquel camión durante cuatro meses con Tom y Charlize, que tienen formas totalmente distintas de abordar su oficio”. Vamos, que ambos no se tragaban, y las peculiaridades del rodaje no ayudaban a poner paz. “Tom tenía momentos de frustración, de rabia –recuerda Zoey Kravitz–. Charlize también, pero creo que él fue el que más la tomó con George, y ver aquello era un bajón”.
A estas alturas, con la cinta aclamada como un clásico moderno, parece que a los implicados les cuesta poco perdonar. Habla Theron: “Mirando atrás, creo que no tuve lo que él [Hardy] tuvo que pasar poniéndose en el lugar de Mel Gibson. ¡Eso es terrorífico! Y creo que, debido a mi propio miedo, levantamos muros para protegernos a nosotros mismos en vez de decirnos: ‘Esto te da miedo a ti y me da miedo a mí también, vamos a portarnos bien el uno con la otra”. “Estábamos funcionando como nuestros personajes: todo giraba en torno a la supervivencia”, resume la sudafricana.
Hardy está de acuerdo. “Creo que, viéndolo ahora, la cosa me sobrepasó de muchas maneras. La presión sobre nosotros dos fue insoportable en muchas ocasiones. Lo que ella [Theron] necesitaba era que yo me portase como un compañero mejor y más experimentado. Eso es algo que no puedes fingir. Me gustaría pensar que, ahora que soy más viejo y más feo, podría estar a la altura de las circunstancias”. Y a nosotros, la verdad, no nos importaría que ambos actores tuviesen una oportunidad para hacer las paces… en forma de secuela.