Un problema que nos ha aquejado desde épocas antiguas y que ahora en pleno 2017 sigue vigente es la desigualdad entre hombres y mujeres. Solamente basta con salir a la calle o preguntarle qué opina a una mujer sobre la igualdad de sexos para que rápidamente nos demos cuenta lo atrasados que estamos en este tema.
Hay que aceptar que lentamente paso a paso, se han logrado pequeños pero muy importantes logros para las mujeres, pero ahora en pleno s. XXI aún parece muy lejano el día en el que las mujeres podrán gozar de una total equidad.
La verdad es que en la actualidad, a la mayoría de las mujeres en México les importa un cacahuate si ya hay liga mexicana de fútbol femenil. Lo que ellas quieren es equidad de oportunidades en el campo laboral y que les paguen lo mismo que a los hombres por hacer el mismo trabajo. ¿En verdad es mucho pedir? Pues tal parece que en pleno 2017, sí.
ELLAS GANARÁN MENOS HASTA EL AÑO 2234
En México, 55 de cada 100 personas que terminan un posgrado son mujeres, sin embargo esto aún no se refleja en su salario. Tristemente, las mujeres tendrán que esperar 217 años antes de llegar a ganar lo mismo que los hombres y tener igual representación en el trabajo, mostró una investigación que reveló la mayor brecha en casi una década.
Las mujeres reciben una paga que está apenas por encima de la mitad de lo que obtienen los hombres, dijo el Foro Económico Mundial (FEM), que reportó una brecha salarial de un 58% entre los sexos.
Este es el segundo año consecutivo en que la organización sin fines de lucro con sede en Suiza reporta un crecimiento de la inequidad económica, que se calcula comparando la participación de hombres y mujeres en el mercado, sus ingresos y avances en la escala laboral.
El año pasado, el FEM dijo que las mujeres alcanzarían una igualdad económica en 170 años, un retroceso desde los 118 años calculados en 2015. Ningún país ha alcanzado a cerrar la brecha salarial, pero como se esperaba, los países de Islandia, Noruega, Finlandia y Suecia son los que más cerca están de lograrlo.
Si nos ponemos a analizarlo, si esta estimación llega a ser cierta, sería en verdad muy triste. Pensar que a ni los hijos de nuestros hijos les va a tocar ver el día en que las mujeres gocen de una equidad económica y que tarde tanto en suceder es simplemente lamentable.