Definitivamente la contingencia que vivimos para prevenir el contagio de COVID-19 cambió la vida cotidiana de las personas, tanto en medidas de higiene como en las maneras que hemos encontrado para ser más productivas o solidarias. Mientras esperamos a que la normalidad vuelva lo antes posible, ¿deberíamos aprovechar esta emergencia para cambiar algunos hábitos y mentalidades para siempre?
La higiene / Sobre este tema, Cuestione platicó con Guadalupe Soto Estrada, académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM. Para la experta, el lavado frecuente de manos, desinfectar las superficies constantemente y la sana distancia cuando se está enfermo, son medidas que ya deben ser parte de nuestra vida cotidiana aún cuando no estemos ante una emergencia como esta.
El cambio tecnológico / Enrique Díaz-Infante, director del Programa del Sector Financiero y Seguridad Social en Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), dijo en entrevista para Cuestione que la pandemia ha acelerado el cambio tecnológico en las empresas. “(COVID-19) nos está demostrando la posibilidad de hacer más home office. Esto puede tener repercusiones en el mercado de rentas de oficina. Los negocios van a requerir cada vez menos de grandes espacios físicos para funcionar”, dijo Díaz-Infante.
La solidaridad / Ante la contingencia por COVID-19, el sociólogo estadounidense Eric Klinenberg escribió que a los habitantes de Estados Unidos les hace falta, ahora y para el futuro, solidaridad social para sobrevivir a desastres y pandemias. “Esta es una herramienta esencial para combatir las enfermedades infecciosas y otras amenazas colectivas. La solidaridad nos motiva a promover la salud pública, no solo nuestra propia seguridad personal”, escribió Klinenberg.
La economía / En este sentido el economista ecologista Simon Mair publicó que “si queremos ser más resistentes a las pandemias en el futuro, necesitamos un sistema capaz de reducir la producción de una manera que no signifique la pérdida de medios de vida”. Según Simon Mair, esta es una oportunidad para dejar de ver a la economía como la forma en que compramos y vendemos cosas, “podemos comenzar a ver más oportunidades para vivir de manera diferente que nos permita producir menos cosas sin aumentar la miseria”.
Es claro que los hábitos de higiene deben continuar una vez que termine la contingencia. También hay nuevos hábitos laborales, solidarios o económicos a los que hemos recurrido como consecuencia de esta etapa, y que deberíamos analizar si mantenerlos mejoraría nuestra vida cotidiana y a la sociedad en general.