Tienen entre 18 y 35 años y todavía no tienen grandes cargas. Los millennials españoles que tienen la suerte de tener un trabajo estable y bien remunerado —pues el 36% de los parados en España tienen menos de 25 años— ahorran el 20% de su sueldo cada mes. «Tienen ahorros porque no se han independizado. Su nivel técnico no es muy alto y hay que educarlos financieramente».En España, el 50% de la población no tiene una educación financiera básica y no sabe diferenciar una cuenta corriente de un depósito bancario.
Así describe el panorama, que «gracias a internet irá mejorando», Miguel Camiña, cofundador de MiCappital, una startup fintech que desde enero de este año ya ayuda a invertir y a mejorar sus ahorros a 300 clientes y gestiona un patrimonio valorado en cuatro millones de euros.
«Te encuentras millennials que invierten en bitcoins,que implica mucho riesgo, pero que lo hacen por seguir la tendencia. En términos generales, si están bien informados, son de un perfil inversor más agresivo, pero cuando no tienen información se muestran más conservadores», apunta Camiña.
Como inversores, presentan un perfil con objetivos claros. El 64% de los encuestados por Nataxis Investment Managers para elaborar el estudio Breaking the Millennial Myth (Rompiendo el mito de los millennials) ahorran a corto plazo (cinco años o menos) con metas en mente como casarse o comprar una casa y un coche para formar una familia.
De hecho, otra de las conclusiones de Nataxis es que la jubilación es algo «abstracto» para la mayoría de los miembros de esta generación, a quienes como poco les quedan todavía entre 25 y 30 años de vida laboral. Para cuando llegue ese momento, creen que son ellos mismos los responsables de su situación económica: seis de cada diez confía en poder disponer de una pensión del Gobierno para entonces, un 9% menos que los miembros de la generación anterior, conocida como baby boomers.
Según recoge el informe Investment Outlook 2018 elaborado por el banco privado Credit Suisse, los millennials son «nativos digitales, globales e interconectados, marcados por la experiencia posmoderna de la incertidumbre y con un sentido colectivo de la responsabilidad». Son una generación que representa «diferentes visiones y formas de acercarse a la banca y el mundo de las inversiones, con diferentes expectativas y prioridades».
Hacer la educación accesible, el acceso a la vivienda, el consumo responsable, los avances de la medicina y el desarrollo tecnológico, con el big data y el Internet de las Cosas a la cabeza, son algunas de las prioridades para estos jóvenes inversores a la hora de decidir dónde depositar sus ahorros. Igual que la eficiencia energética, la tecnología bockchain, la agricultura vertical, que trae los huertos a las ciudades y posibilita el consumo de proximidad —con el consiguiente ahorro energético y reducción de la huella medioambiental del actual modelo de consumo— y las casas modulares, de fácil construcción.
Todas estas son las principales preocupaciones de los millennials recogidas en el citado estudio, que se centra en este perfil emergente al que define como «fuerza conductora del futuro».
Desde Nataxis coinciden en este aspecto y afirman que los millennials «conectan claramente sus inversiones con su visión social». Para ocho de cada diez encuestados es «importante invertir en compañías que reflejen sus valores personales». En este sentido, la consultora incide en que «ofrecer inversiones socialmente responsables podría ser una importante forma de enganchar a esta nueva generación de inversores».
«Tienen toda la vida por delante y eso les permite asumir riesgos», señala el fundador de MiCappital, que coincide con el informe de Credit Suisse al subrayar su condición de globales: «Cada vez son más globales: antes no veían más allá del Ibex-35 por tradición o herencia familiar pero hoy en día buscan más empresas como Amazon, Google, bitcoins, fondos americanos…. Se dan cuenta de que invertir en empresas como Apple es igual de accesible que por ejemplo Telefónica».
Otra generación, otra filosofía
Los dos impulsores de esta gestora, ambos de 26 años, han creado una plataforma que «ayuda a ahorrar e invertir» y solo cobra a sus clientes cuando estos ganan dinero, siendo un máximo de 20 euros al mes. En un principio, y después de escuchar a muchos jóvenes de su entorno preguntarse ‘¿qué hago con mi dinero?’, se lanzaron con la idea de «asesorar a los jóvenes con un patrimonio pequeño», pero su filosofía win-win (la empresa gana cuando el cliente gana) «ha atraído a muchos clientes de entre 45 y 55 años».
Otra de las claves de esta fintech, cuyo 70% de clientes está en positivo, es que no es necesario cambiar de banco, porque realizan «un plan de inversión a la medida de cada cliente y del banco en el que está, además de un posterior seguimiento de los ahorros en tiempo real. «Nos hemos dado cuenta de que los clientes están más tranquilos en su propia entidad y lo que hacemos es optimizar su cuenta corriente». La idea es «eliminar barreras, ponerlo fácil y cambiar el lenguaje financiero. No hablamos de TAE sino a dónde se quieren ir nuestros clientes de vacaciones. Esto tiene mucha más aceptación», comenta Camiña.
Nataxis destaca como una de las lecciones clave de su estudio es que a pesar de que esta generación es nativa digital, prefiere las relaciones de tú a tú y el contacto personal a la hora de buscar consejo financiero. «No todas sus necesidades se pueden resolver con servicios automatizados ni todas sus preguntas se pueden responder en 140 caracteres», reza el informe.
Miguel Ángel García es socio de iCapital. En su opinión, estamos hablando de un sector muy de nicho, sin embargo, observa que «los bancos se están aproximando a este segmento de la población, que a día de hoy no es un público rentable pero que será su público objetivo dentro de unos 15 años».
García señala que la forma en la que los jóvenes perciben y se relacionan con los bancos ha cambiado mucho. Por eso, augura una «reconversión completa» del sector financiero marcada por los acuerdos entre las entidades y las grandes plataformas tecnológicas, que son las que tienen los datos y el saber hacer (know-how, en inglés). «Las fintech tienen un gran recorrido con este público, el problema es el acceso a las inversiones, las restricciones de los bancos».
Para el supueso caso de un joven de unos 30 años que viva todavía con sus padres y lleve trabajando unos cinco o seis años, durante los cuales haya ahorrado unos 30.000 euros, García sugiere en primer lugar plantearse el tiempo en el que puede prescindir de esos ahorros y para qué los necesita. «Si lo quiere para comprarse una casa por ejemplo a corto plazo, entonces mejor realizar inversiones conservadoras». De lo contrario, si dispone del largo plazo, en ese caso le aconseja «diversificar entre renta fija, variable y otros activos».
«Invierto para sacar rentabilidad a mis ahorros»
Carlos Martínez es un madrileño de 29 años graduado en Administración y Dirección de Empresas. Es uno de esos jóvenes que encajarían en el nicho del que hablaba Miguel Ángel García. Desde que terminó la carrera está trabajando con salarios «dignos». Ha pasado por varias consultoras internacionales. «Antes era de los que despilfarraba, me gastaba todo el sueldo en viajes, compras, etc.», comenta a 20minutos.
Pero hace dos años se independizó. Y conoció a su actual pareja, que es la que le inculcó la importancia de ahorrar. «Fue ella la que consiguió que cambiara el chip y de hecho ahora recomiendo a todos los jóvenes que se esfuercen por ahorrar al menos el 30% de su sueldo. Sé que es difícil, que los alquileres en Madrid están por las nubes, pero podemos prescindir por ejemplo de pedir comida a domicilio para cenar», sugiere el consultor.
Al reunir sus primeros dos o tres mil euros empezó a «mirar qué productos había en el mercado» y optó por invertir en un fondo de su propio banco que «apenas me generó 10 euros de rentabilidad en un año». Fue entonces cuando descubrió la empresa MiCappital, con quienes en dos meses ha invertido 9.250 euros que le han generado un 3,33% de rentabilidad. «Lo que más valoro es que me han asesorado e informado de forma personalizada de todos los movimientos del mercado que me afectaban», recalca.
Carlos Martínez encaja en el perfil dibujado por los estudios de las consultoras arriba citadas. El madrileño ahorra con el objetivo de «sacar rentabilidad» a sus ahorros pero con ningún objetivo concreto en mente y sí que valora el tipo de destino de los fondos en los que invierte.