En los dos últimos años, los legisladores estatales republicanos han presentado más de 300 proyectos de ley que afectan a la comunidad transexual, la mayoría de ellos centrados en los jóvenes.
Aunque no todas las propuestas han salido adelante, muchos activistas advierten de un entorno cada vez más hostil para los derechos LGBTQ+ en las cámaras estatales de todo el país.
La disforia de género es un diagnóstico psiquiátrico que implica una angustia y un malestar significativos asociados a un desajuste entre la identidad de género y el sexo físico o asignado al nacer.
En los niños pequeños, la disforia de género tiende a tratarse con intervenciones sociales y conductuales no médicas (por ejemplo, cambiando el nombre, los pronombres o la ropa).
Al principio de la adolescencia, alguien que experimente disforia de género puede empezar a recibir análogos de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) («bloqueadores de la pubertad»), que frenan temporalmente el desarrollo de rasgos incongruentes con su identidad de género; más adelante en la adolescencia pueden empezar a tomar hormonas (testosterona o estradiol). Es raro que se opere a alguien menor de 18 años, pero algunas «cirugías top» (para cambiar el aspecto de los pechos) se hacen a adolescentes.