Seguramente te has encontrado con personas que no están contentos con su trabajo o quizá te ha pasado a ti mismo. Pero sabías que hay formas de reavivar la llama del entusiasmo y volver a amar la profesión a la que uno se dedica.
Cerca de dos tercios de las los trabajadores, con oficios o profesiones en todo el espectro, desde obreros hasta médicos o pilotos, ha sufrido alguna vez falta de compromiso y un alto nivel de insatisfacción con su labor.
¿Cuál es la razón principal? Muchos sentimos que somos infravalorados, que perdemos tiempo en proyectos sin sentido en los que rara vez podemos disfrutar de lo que hacemos.
Pero ahora hay buenas noticias: ya puedes darle una vuelta al problema y revertir los sentimientos de desencanto y desilusión.
Claro, siempre y cuando esté dispuesto a ser proactivo y hacer algunos cambios.
Con unos cuantos pasos cuidadosos, un poco de autoanálisis y una conversación con tu jefe, puedes transformar un trabajo que desprecias en uno que amas o que, al menos, puedes tolerar.
Aquí te damos algunas claves:
1. Acepta tu realidad
Si ya estás en el punto que odias tu trabajo, lo primero que debes saber es que no es tu culpa. Bueno, no del todo.
Parte del problema está en que la sociedad ha construido una especie de ideal sobre lo que el trabajo debe ser. Y claro, de ahí vienen después los desencantos.
Considera si tus expectativas son demasiado altas, al menos para la posición que ahora ocupas, y trata de adecuarlas entonces a las funciones concretas de su trabajo.
Si algunas áreas de tu trabajo se han vuelto corrientes y automáticas, concéntrate en lo que puedes controlar. ¿Hay tareas que puede evitar o asignar a otra persona?
2. Piensa por qué estás ahí
Una segunda clave es pensar las cosas con cabeza fría.
Pregúntate: ¿por qué te ha dejado de gustar tu trabajo? O ve más al fondo del problema, a sus orígenes.
3. Atrévete. ¡Acepta los riesgos!
Es cierto: arriesgarse, cuando se trata de un trabajo, puede dar vértigo. Pero no se trata de que te lances de un puente o de un rascacielos.
A veces, un primer riesgo podría ser escaparse a dar un paseo o a tomar un café por la tarde, o trabajar en algún lugar fuera de la oficina.
Una vez que te permitas a cosas pequeñas, podrás abordar riesgos mayores. En definitiva, ya has aprendido a no valorar tanto el trabajo, así que podrás asumir riesgos mayores para tratar de resolver el problema.
«¿Qué vas a perder si ya odias el trabajo que estás haciendo?»
4. Habla con tu jefe
Sé proactivo y no te quedes callado.
A veces una conversación con tu superior puede ser la solución. Sé sincero. Di lo que sientes y trata de, entre los dos, encontrar una forma de solucionarlo.
5. Piensa que el mejor día en tu trabajo puede ser todos los días
«Piensa en tu mejor día en el trabajo, la vez que has sido más feliz allí. Entonces, plantéate cómo puedes hacer que eso vuelva a ocurrir todos los días».
«Muchas personas sienten que el trabajo no les satisface. Pero la clave es que no tiene por qué ser así. Podemos encontrar la forma de hacer que las cosas que nos hacían felices allí, vuelvan».
Después de leer esto ¿qué piensas? ¿Crees que puedas volver a trabajar con el mismo entusiasmo?