Casi medio siglo después de su muerte, expertos internacionales han afirmado en un documento preliminar que el Premio Nobel de Literatura de 1971, Pablo Neruda, murió envenenado con toxina botulínica y no de cáncer de próstata.
Este resultado proviene de una investigación que comenzó en 2011 después de que miembros del Partido Comunista presentaran una demanda cuestionando la versión oficial de la muerte de Neruda.
La hipótesis del envenenamiento surgió a raíz del testimonio de Manuel Araya, chofer y asistente de Neruda, quien sostuvo durante décadas que había sido envenenado.
En 2017 los investigadores forenses concluyeron que fue la bacteria tóxica «clostridium botulinum» encontrada en una muela la responsable del botulismo que le causó la muerte dos semanas después del golpe de Estado en Chile en 1973 cuando se encontraba relativamente estable a pesar de padecer cáncer a los 69 años.