Sacar belleza de este caos es virtud, decía Gustavo Cerati, y la frase tranquilamente podría aplicarse al caso del emprendedor Matías Delfín. En 2012, el técnico electrónico diseñaba luminarias de LED para la vía pública, pero, ante una disparada del dólar, se quedó sin trabajo.
Frente a esto, su mujer Julieta Soroka, que trabajaba como administrativa, empezó a dar clases de maquillaje en su casa de Lanús Oeste como para ganar un dinero extra, pero tenían una mala iluminación. «Yo te hago algo para empezar a dar clases», le dijo Matías y construyó un hermoso espejo con luces de LED en los cuatro lados. Ese fue el origen de Led Shine, la empresa que ambos dirigen, y que hoy exporta espejos a Latinoamérica, además de que casi todas las famosas argentinas tienen uno.
La inversión inicial fue de $ 3000 pesos, que es lo que valía la maquinaria que le había quedado de su ex trabajo a Delfín. Buscaron si existía algo similar a nivel mundial y no había nada así para maquilladores. Entonces pensaron un nombre que tuviera que ver con la tecnología LED y el brillo y así nace Led Shine, idea de Soroka. Patentaron la marca y el producto y, a un mes de la clase de maquillaje, subieron los espejos a Mercado Libre. Primero vendían uno o dos por mes, luego cinco o seis.
«Recuerdo el día en que hicimos un click. Veníamos vendiendo cinco o seis al mes y alguien nos compró cuatro, y más los cinco o seis, eran 10. Y la verdad es que me quedó chico el entrepiso de casa. Yo trabajaba ahí y tenía que pintar los marcos de a tandas. Entonces le dije a Juli de alquilar un local chiquito de 30 metros cuadrados que quedaba a dos cuadras de casa y ahí sí, no sé si porque alquilamos el local o porque nos largamos más en serio, empezamos a vender todos los meses 20, 25 espejos», relató.